El viernes por la tarde fuimos a Castalla a la caseta de Bernardo, donde montaron los cumpleaños de Cristina. Nos lo pasamos bien rememorando el viaje de Dani y Susana a Polonia.
El sábado fuimos al pueblo de Castalla, donde desayunamos y vimos casco antiguo. La historia del pueblo inicia a partir del s. III a. C., con los asentamientos de agricultores y ganaderos en el llano de la zona para aprovechar sus condiciones durante el Calcolítico. Estas explotaciones de la tierra se multiplicarían durante la Edad del Bronce, donde se ejecutaron asentamientos en las zonas del término municipal como l’Alt de Paella, el Cabeço dels Campellos o el Castell de Castalla. Con el paso del tiempo y la llegada de los iberos contestanos, estos volvieron a aprovechar la colina que presentaba la zona como localización estratégica y controlaron el territorio hasta la llegada de los romanos, que durante los siglos I a. C. - V d. C. ocuparon territorios como Cabanyes.
Casa Roja o Casa Vermella. Esta casa-palacio, ubicada en la plaza Mayor, fue construida en el s. XIX.
Resulta que el
castillo estaba abierto y pudimos subir con el guía y un pequeño grupo para verlo. Fue construido entre los siglos XI y XVI. De propiedad de los almohades en un inicio, se incorporaría a la Corona de Aragón en 1244.
Por la tarde fuimos a Biar. El casco antiguo de la ciudad está conformado por callejas estrechas y empinadas, y en él se concentran la mayoría de los monumentos.
Biar fue durante la Edad Media una villa fortificada, de la cual conserva algunos restos, como el propio castillo y los arcos de San Roque y Jesús, antiguas puertas de Játiva y de Castilla, respectivamente, así como restos del trazado de la muralla medieval. Así pues, se configuró un urbanismo marcado por calles estrechas y con gran desnivel, que, con un trazado radial, ascienden hacia el castillo.
Iglesia de la Asunción es de estilo gótico tardío y data del siglo XV.
Durante la dominación musulmana ya hay noticias, aunque escasas, de la fortaleza, que no empezó a tener relevancia hasta la época de Jaime I, al queda como castillo fronterizo según el Tratado de Almizra. El edificio perdió sus funciones durante la Edad Moderna y, aunque se usó esporádicamente, se utilizó como cementerio y fue cayendo en ruina. Fue declarado monumento histórico-artístico en 1931 y se encuentra en la llamada Ruta de los Castillos del Vinalopó. Desde finales del siglo XX se ha restaurado en diversas ocasiones, con lo que hoy en día se encuentra en buen estado de conservación.



Nos paramos cerca de un parque donde tomamos bebidas frescas en una terraza. Luego caminamos hacia el Santuario de la Virgen de Gracia: Originalmente una ermita, data del siglo XVIII, está situado en uno de los parajes más característicos del pueblo en plena sierra de la Fontanella. Cuenta con una única nave de pequeñas capillas laterales, resaltando también su fachada neoclásica. Su portada de estilo rococó se terminó en 1770.
Una tarde vino Carlos para cenar, trajo muchas cocas y vinos de Alicante y al final terminamos una botella en dos tardes. Nos aconsejó que fuéramos a Alcoy.