No sé como aguantamos el ritmo, pero otra vez nos levantamos temprano para ir con Hiroko al castillo de Hikone, cerca del lago Biwa- el más grande de país. Kati preguntó a Hiroko: "¿porque los japoneses se tapan la boca con mascara?" Su respuesta fue: "sólo los que son muy feos" y se partía de risa. Los japoneses son así de graciosos, ¿cómo no quererlos?

El castillo principal fue construido en 1575, formaba parte del Castillo Ōtsu y fue traído a Hikone por el clan Ii. Lo terminaron en 1622 utilizando piedras del antiguo Castillo Sawayama. Cuando comenzó la Era Meiji en 1868, muchos castillos fueron desmantelados, pero a petición del emperador mantuvieron al castillo Hikone intacto. A día de hoy es uno de los pocos castillos originales que se mantienen intactos, construidos en todo Japón y fue designado Tesoro Nacional de Japón en 1952.





Hacía mucho calor y había mucha cola para entrar. Dentro encontramos muchas escaleras para subir, pero las vistas valían la pena.
Sopa miso: estaba riquísima.
De vuelta a Kashihara fuimos con Hiroko a los baños públicos. Chicos por un lado, chicas por otro. Nos desnudamos y entramos para ducharnos. Vimos una duchas con taburetes y recipientes al lado. La verdad es que nos pusimos mirando una al otra sin saber que hacer. Una chica nos enseñó que hay que sentarse en el taburete, llenar recipiente con agua y echársela encima. Cuando entró Hiroko nosotras ya estábamos agusto y bien mojadas. Nos limpiamos, el pelo incluido, y entramos en el baño. El agua estaba bien calentita. Quería comprobar la temperatura del agua en el orto baño, metí la mano y auuu!! me dio un calambre. Hiroko, por supuesto, se partía de risa. Resulta que al agua le ponían pequeñas descargas eléctricas. Hiroko nunca había entrado en uno de estos, le daba miedo. Pero se animó con nosotras. Luego probamos yakuzi, baño con agua fría y sauna. La experiencia nos gustó muchísimo.
Sillones de masaje y secador de pelo, retro, retro...