El último día en Japón salió soleado y sin lluvia. Fuimos a Ginza, uno de los barrios más lujosos de Tokio. Hace siete años vimos con Kati y Carlos un espectáculo de Kabuki y paseamos por el mercado de pescado, esta vez quisimos pasar allí más tiempo. Ginza era un territorio pantanoso en la época en que Tokugawa Ieyasu se mudó a Edo. Los comerciantes comenzaron a poblar el área, hasta que en 1612 se construyó una casa de moneda en la zona, la cual le dio su nombre, pues Ginza significa "lugar de la plata". La urbanización fue destruida por el fuego en 1872, y el arquitecto inglés Thomas Waters fue el encargado de la reconstrucción.
Llegamos a la estación Ginza y buscamos el centro comercial Tokyu Plaza Ginza, pero como siempre nos perdimos y estuvimos dando vueltas hasta que nos hartamos. . Por el camino vimos la Yurakucho Yakitori Alley llena de bares y restaurantes. Por arriba pasaba una vía de tren y era muy interesante.
Al día siguiente nos toco a ir al aeropuerto de Haneda y esperar a nuestro avión rumbo a Londres.
Tardamos 14 horas y lo pasé un poco mal. porque estaba todavía resfriada y pusieron aire acondicionado muy fuerte. Desde Londres rumbo a Madrid. Cuando llegamos tuvimos que esperar más de una hora para recoger nuestras maletas. Había gente enfadada, parece se se olvidaron de nosotros, pero por fin ya con las maletas fuimos a cenar en un barrucho en el mismo aeropuerto. Nos hinchamos de bocadillos, Esaú con longanizas y yo con tortilla y me dolía estomago. Estuvimos un buen rato esperando nuestro autobús y nos tocó aguantar 5 horas hasta Alicante.