13/5/24

Nara con la familia de Hide-san. Japón 2024

 El lunes por la tarde fuimos a Nara, ya que Hide-san nos consiguió el descuento en el Riokan "Micasa" donde trabaja. Estaba lloviendo mucho, entonces decidimos coger un taxi en vez de esperar y buscar el autobús. Resulta que este riokan esta situado en el monte Mikasa afueras de Nara y solo se puede llegar en un autobús especial o en coche. En la recepción ya nos estaba esperando Hide-san. Todos los trabajadores llevaban yukatas (kimono de verano) porque el sitio era muy tradicional. Nos trajeron te verde y dulces para acompañarlo y sentados en lobby disfrutamos de las vistas.


Hide-san y una trabajadora nos acompañaron a nuestra habitación. Todo era de estilo japonés.



En las casas tradicionales no se entra en aseo con zapatillas, sino hay que poner unas, solo para esta ocasión. En casa de Mama-san también fue así. 


Antes de bañarse siempre hay que ducharse primero (fuera de la bañera). Por eso hay un taburete, para sentarse y un barreño, para echarse agua. Así se hace en los baños públicos.  












 






Tomamos té, no había café. Desde la ventana se veía el templo Todaiji. 








 



El la entrada pusieron el nombre de Esaú junto con otros huéspedes. Creo, que pudimos venir este día porque no había mucha gente, Pero vimos que normalmente esta petado. Había reservas para octubre y para invierno muchas más. 



El riokan estaba rodeado de bosque.












Nos pusimos "guapos" para la cena especial y esperamos a Hide-san, que iba a cenar con nosotros. 






Batín japonés









Por fin trajeron la comida. Ya nos había avisado Hide- san que ibamos a probar shabu-shabu. El plato se elabora tradicionalmente con buey cortado finamente, si bien las variantes modernas usan a veces cerdo, cangrejo, pollo, pato o langosta. Lo más frecuente es usar carne tierna de entrecot, si bien son comunes otros cortes menos tiernos como la punta de solomillo. También puede usarse una carne más cara, como la de wagyū (una raza bovina originaria de Japón), por su sabor y textura mejorados. El shabu-shabu suele servirse con tofu y verduras, hojas de mojigata, cebolla, zanahoria, setas shiitake y enokitake. En algunos lugares pueden servirse también con udon, mochi y fideos harusame (tallarín muy típico en Asia elaborado con el almidón del garbanzo verde chino). 
También trajeron los menús y Hide-san nos explicaba el orden para comer cada entrante. Probamos sake caliente. 



Sensei Hide-san, el maestro de ceremonia. 






El plato se prepara sumergiendo un filete muy fino de carne o un trozo de verdura en una olla de agua hirviendo o dashi (caldo) hecho con algas kombu  y agitándolo adelante y atrás varias veces. (El nombre del plato procede del siseo familiar que produce esta acción.) La carne y verdura cocida suelen mojarse en salsa ponzu o goma (de semilla de sésamo) antes de comerla acompañada de un cuenco de arroz blanco cocido al vapor. 















Hide -san dijo que Esaú va a tener shabu-shabu body.









Uno de los postres era un trozo de bambú relleno de mouse de matcha (té verde). La estética era preciosa. 



Después de dos horas de cena, Esaú fue investigar y antes de dormir se dio un baño, ya que había un baño publico abajo. 


Las vistas nocturnas desde la ventana



El desayuno era muy abundante, no estamos acostumbrados comer tanto por la mañana. Los sabores japoneses son muy distintos, llenos de contrastes. A mi me gustó todo, excepto gachas que no sabían a nada. A Esaú le costo un poco asimilar estos sabores. Había alquila  al vapor, tofu fresco cosido, tortilla francesa, ensalada italiana, salsa de soja para mojar sashimi (pescado crudo), verdura encurtida, arroz blanco y otros que no se nombrar. 





 


 












Después descansamos un poco para recuperarnos del empachamiento y esperamos a Hide-San y Asagi-san. Tsugumi-chan al final también vino.






 Nos llevaron a la coma de monte Mikasa, donde había una manada de ciervos y muchas cagarrutas para esquivar.  


















Hacía mucho viento.












Bajamos a Nara y fuimos a un templo famoso por adivinación en el hielo. Compramos unas hojas que no se veía nada escrito al ponerlas encima de un trozo de hielo aparecían letras con adivinación. ¿Pero bueno, cual será nuestra suerte? 






Entramos al Parque de Nara, donde  ciervos sika, protegidos oficialmente como tesoros nacionales y considerados como mensajeros de los dioses por el sintoísmo, vagan por el terreno libremente.






Tsugumi-chan compró unas galletas para ciervos y se abalanzaron sobre nosotros. 












También se acercan cuando ven bolsas, se lo quieren comer todo. 



El Templo Tōdai-ji alberga una estatua gigante del Buda Vairocana. Aun habiendo sido reconstruido 2 veces por causa de incendios provocados por la guerra (siendo así un 33% más pequeño que el original), ostenta el récord mundial siendo la construcción de madera más grande del mundo. El templo fue finalizado en el 745 y el buda completado en el 751, habiendo consumido la mayoría de la producción de bronce en Japón durante varios años y dejando al país en bancarrota. La estatua ha sido refundida varias veces debido a razones como daños causados por terremotos y la reconstrucción del templo dos veces por incendios. El templo y su área circundante fueron inscritos por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.  












Además de mucho calor había mucha gente. 




















Uno de los pilares que sostiene el edificio tiene un agujero en su base. Los visitantes intentan pasar por el agujero, que tiene las mismas dimensiones que los orificios de la nariz del Buda. La leyenda dice que aquel que pase será bendecido con la iluminación. 

Ilumíname Buda, que pasé por tu nariz !!!



 













 
Hide- san y Asagi- san buscaron una pizzería en el casco antiguo. Se veía como el cocinero preparada la masa y horneaba las pizas. A mí me gustó a Esaú regular. 




Asagi-san nos quería enseñarnos como se prepara té verde y nos llevó a un sitio para experimentarlo. 

Son moldes para preparar dulces típicos en las ceremonias de té. 





Cada uno elegimos un dulce para la chakai, una ceremonia en la que se ofrece el cuenco de té verde y un dulce tradicional.





 
Había un pequeño jardín allí.









La ceremonia japonesa del té es una forma ritual de preparar té verde (matcha) , influenciada por el budismo zen, sirviéndose a un pequeño grupo de invitados en un entorno tranquilo. La ceremonia del té llegó a Japón a través de China de manos de monjes budistas en el siglo IX. Los primeros registros que demuestran la llegada del té a Japón se encuentran en el Nihon Shoki, unas crónicas históricas que datan de 720.
 Nos trajeron los utensilios: Cuenco de té (chawan), caja de té (cha-ire): Pequeño recipiente con tapa en el que se guarda el té en polvo, cucharita de té  (chashaku), batidor de té (chasen): Batidor de bambú que se utiliza para mezclar el té en polvo con el agua caliente. 






La mujer nos explicaba, claro, en Japonés, donde iba cada utensilio y cada paso para preparar el té.









Después de batir ,con unos movimientos precisos, el agua caliente con matcha, estaba listo para tomar.  


















Arriba había una tienda que le gusta mucho a Asagi-san y nos compró algunos regalos allí. 



Al final nos pusimos todos a dibujar nuestras aventuras que pasamos juntos.